Había una vez en un pueblo llamado La Ramita, un chiquillo muy espabilado que vivía con sus padres. Éste se llamaba Juan. Fue creciendo año tras año y cada vez más la gente le decía que era un manitas y que tenía una cabeza muy bien amueblada. Un día Juan iba caminando hacia la plaza del pueblo, cuando de repente vio una cosa redonda que brillaba. Se acercó y vio que era una moneda de 25 pesetas. Juan enseguida pensó en qué se la podía gastar y cambiando de rumbo se dirigió a la tienda de golosinas. Estaba seguro que a su madre no le gustaría nada que comiera esas golosinas, pues llevaba hierros en la boca. Pero sin pensárselo más, se fue a comprar unas cuantas. Al salir de la tienda pensó que su madre se daría cuenta al llegar a casa, pero él tan listo y espabilado que se inventaría un par de mentiras. Pero su madre que era todavía más lista, lo descubrió muy rápidamente, al encontrar un papel de caramelo en su bolsillo y le castigo sin paga durante unos meses. Una fatalidad, ya que Juan estaba ahorrando para comprarse una flauta. Desde ese día Juan no ha vuelto a mentir a su madre nunca más.jueves, 18 de marzo de 2010
JUAN Y SUS MENTIRAS de Júlia
Había una vez en un pueblo llamado La Ramita, un chiquillo muy espabilado que vivía con sus padres. Éste se llamaba Juan. Fue creciendo año tras año y cada vez más la gente le decía que era un manitas y que tenía una cabeza muy bien amueblada. Un día Juan iba caminando hacia la plaza del pueblo, cuando de repente vio una cosa redonda que brillaba. Se acercó y vio que era una moneda de 25 pesetas. Juan enseguida pensó en qué se la podía gastar y cambiando de rumbo se dirigió a la tienda de golosinas. Estaba seguro que a su madre no le gustaría nada que comiera esas golosinas, pues llevaba hierros en la boca. Pero sin pensárselo más, se fue a comprar unas cuantas. Al salir de la tienda pensó que su madre se daría cuenta al llegar a casa, pero él tan listo y espabilado que se inventaría un par de mentiras. Pero su madre que era todavía más lista, lo descubrió muy rápidamente, al encontrar un papel de caramelo en su bolsillo y le castigo sin paga durante unos meses. Una fatalidad, ya que Juan estaba ahorrando para comprarse una flauta. Desde ese día Juan no ha vuelto a mentir a su madre nunca más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario