PROPUESTA DE CUENTO (ESTILO RODARI)

En esta ocasión, después de explicarles un cuento, hacemos una lista de algunos cuentos infantiles que recuerdan, de los que extraemos palabras significativas: bruja, cangrejo, flauta, ratón, golosinas, jaula... Les propongo a continuación que escojan cuatro palabras e inventen un cuento como trabajo de expresión escrita.

lunes, 22 de marzo de 2010

TODO SIN AZUCAR de Irene

Podía oler el aroma de azúcar con mucha facilidad. Seguía escondido debajo de mi cama y no tenía la intención de salir hasta que se acabaran todas las golosinas de encima de la mesa. De repente, oí como se acercaba alguien con unos ligeros pasos. Era mamá, que me dijo con su voz fina y aguda:
-Róbert, cariño, tan sólo son golosinas.
-¡Que no quiero! -respondí todo furioso- me dan mucho asco, mamá.
Mamá se fue bajando las escaleras. Se oían los gritos de euforia de mi hermana al ver tantas golosinas encima de la mesa. Decidí bajar a tomar el aire a la calle. Bajé las escaleras con las manos en la nariz deseando no oler las golosinas, cabizbajo para ahorrarme verlas también. Las golosinas son algo que no soporto. Llegué a la salida y cerré la puerta con despecho. Ahora sólo se olía la hierba de los extensos campos de Azígar, mi pueblo. Noté una caricia en mi pierna derecha allí dirigí la mirada. Era Cañón, el lobo que tenemos como mascota en casa. (Es una larga historia la que explica como Cañón acabó con nosotros). Jugué con él largo rato hasta que anocheció. Al volver a casa, ya no era tan fuerte el olor del azúcar, pero aun se podía oler el ligero aroma. Tenía que conformarme de todas formas. Papá se dirigió a mí y me dijo:
-Robert. ¿Dónde has estado?
-Por los campos –respondí con la mirada perdida.
Papá retiro la mirada y siguió leyendo su libro. Empezamos a cenar y me lo comí todo, excepto el postre. La manzana contenía demasiado azúcar para mí. Se la di a Cañón, la fruta le encanta. Subía a mi habitación y mientras mi madre gritaba desde la cocina:
-¿Te has acabado la manzana?
-Sí, mamá –dije mintiendo.
No me gustan las mentiras, lo complican todo y muestran como es la persona, pero esta vez tenía que hacerlo porque si no mamá me la hace comer y no sólo ésta, también otra más y no iba a poder soportar. Como no sabía qué hacer, cogí una hoja de papel reciclado y mi pincel mágico. Sé que es mágico porque me lo dio la bruja del pueblo. Papá y mamá no nos dejan ni a mi hermana ni a mí acercarnos a ella, dicen que está loca, que cuenta mentiras siempre. No me gustan las mentiras, más razón para obedecer a mis padres. A pesar de todo, es bruja y las brujas hacen hechizos y pociones y cuando me dio el pincel y me dijo que era mágico, lo cogí con un gran respeto y siempre lo guardo en mi cajón. Pinto con él seres fantásticos y suelo imaginarme que uno de ellos soy yo.

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