PLUMAS DE CISNE de Xavier B.

En un pequeño pueblo de Inglaterra, vivía un pequeño pato muy lindo de plumas muy blancas que se llamaba Twenty y aunque solo tenía dos años, había vivido una vida muy triste, ya que se le murió toda su familia en un incendio producido en el bosque. Y ahora el pobre pato vivía solo en una cabaña abandonada.

Al otro lado del bosque había un reino gobernado por la reina Elisenda. Esta reina tenia de todo: 3 castillos (todos ellos con más de una piscina de 200m de largo), 3 reinos conquistados, 4 Ferraris, 150 criados por castillo, más de 1000 soldados, 2 magos y 1 jet privado. Pero le faltaban dos cosas muy importantes para ella: un marido y la juventud eterna, por la que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, como fue el caso cuando, por ejemplo, fue a Málaga y bebió agua de playa después comerse un helado de chocolate otro de fresa y otro de vainilla. Fue a Nueva Zelanda a ver un lago y nadó toda llena de barro. Fue hasta Barcelona, subió a la Sagrada Familia y se tiró desde lo más alto para practicar puenting. Pero todo esto no le sirvió de nada.

Hasta que fue a un profeta a preguntarle cómo podía conseguir la eterna juventud y el profeta le dijo que tenía que empezar por quemar un bosque y así lo hizo, después le dijo que tenía que conseguir las patas más largas de un sapo y así lo hizo. Más tarde este profeta le dijo que debía encontrar el cisne más bonito del mundo, con las plumas más blancas jamás vistas.

Entonces ella se puso manos a la obra y empezó a ordenar a todos los soldados que buscaran por todas partes y así lo hicieron, pero como no estaba segura de sus soldados, prefirió pedir ayuda a los dos magos de la corte. Les dijo que tenían que buscar uno por su reino y toda Inglaterra y el otro por Italia. Y así lo hicieron.

Al otro lado del bosque el patito se fue a comer a la casa de la familia de su mejor amiga Bella, una ardilla muy simpática y muy lista. Mientras estaban cenando en su casita de madera abandonada, apareció un gato negro que parecía bastante joven.

- ¿Quién eres tú? -preguntó el pato sorprendido.

- Lo siento por llegar así, es que me he perdido y no tengo familia, me llamo Rob.

- ¡Oh! Pobrecito, se ha perdido- dijo la ardilla.

Entonces Bella, Twenty y Rob empezaron a conocerse. Mientras, el padre de Bella le dijo a su esposa:

- Este gato me da muy mala espina.

- Tú también lo has notado, pensaba que era la única; será mejor que alejeamos a nuestra hija y a Twenty de él.

-Pienso lo mismo y cuanto antes mejor.

Pero casualmente el pato le dijo a su nuevo amigo que se podía quedar el tiempo que quisiera en su casa.

Y viendo las ardillas lo que estaba ocurriendo, prefirieron hablar con Twenty y le aconsejaron que se alejara de aquel gato, pero éste no aceptó el consejo y hasta se molestó por la sugerencia.

Después hablaron con su hija:

-Hija ya no puedes volver a ver a este gato, ni tampoco a Twenty, a menos que se aleje de Rob.

-¿Pero por qué?

- Haz lo que te decimos, por favor, esto es lo que te conviene.

Y se fueron de la casa y pasó un mes sin verse. Entonces cuanto llego la primavera ellos dos se habían hecho muy amigos y el pato, convertido en cisne, casi se había olvidado de su intima amiga. Y justamente el primer día de primavera el gato se fue.

Mientras tanto en el palacio la Reina estaba muy preocupada porque ni tenía noticias del las plumas del cisne, ni de sus fieles amigos los magos. Finalmente al mediodía llego uno de sus magos de la corte y le dijo:

-Creo que he encontrado el cisne.

-Muy bien hecho, Robert, tráemelo mañana por la mañana.

-Eso está hecho.

Cuando llego Rob a la cabaña lo primero que hizo fue avisarlo de que mañana harían una excursión al castillo.

Al día siguiente se fueron pronto. Cuando llegaron, el gato condujo al pobre cisne a una sala muy grande en la cual había mucha gente esperando. Allí el gato se convirtió en el mago que realmente era.

-Me has engañado -dijo el cisne muy enfadado.

-Lo siento, sólo sigo las órdenes -dijo el mago cabizbajo.

Entonces llegó la Reina y empezó a hacer el ritual y dijo:

-¿Donde está el cisne?

-Está aquí mi señora- respondió un criado.

Cuando el cisne escuchó que le estaban buscando se fue corriendo, mientras la reina la seguía por todo el castillo hasta llegar al patio.

Allí en el patio le esperaban las tres ardillas en un monopatín volador que dijeron a la vez:

-Corre, Twenty, sube aquí. Nosotros te llevaremos a casa.

Entonces subió al monopatín y la reina se puso a correr. Detrás de ella estaba Robert que la intentó parar justo al lado de un acantilado, pero no lo consiguió y cayeron los dos.

Las ardillas y el cisne llegaron a casa muy felices. El cisne estaba muy agradecido de que le hubiesen ayudado. Entonces cuando llego la noche llamaron a la puerta y se encontraron con el mago que les pidió perdón y les prometió que nunca más les haría algo así y que quería vivir con ellos para siempre siendo un gato.